Traducido al español por Ernesto Santiago
Yo quiero ser una guerrera de la oración. Anhelo tener una vida de oración más profunda, pero muy a menudo me aburro. Sé bien que la oración tiene poder y cambia vidas, pero a veces me cuesta concentrarme cuando me siento a orar. Después de orar por tres minutos, mi mente empieza a recordar el último programa de televisión que vi, o comienzo a pensar en las cosas que tengo que terminar igualmente a veces me quedo dormida antes de orar.
¿Existe tal cosa como los “flojos de la oración”? Porque siento que yo soy una… siempre queriendo orar mejor, pero nunca llego a lograrlo.
No quiero dar la impresión de ser poco seria. Sé que la oración es un privilegio enorme, la misma escritura nos extiende una invitación con el Dios del universo : “Clama a mí y Yo te responderé” (Jeremías 33:3). Tenemos la promesa de que Dios nos escucha: “Me invocareis y vendréis a rogarme y yo os escucharé” (Jeremías 29:12).
A través de las páginas de nuestra Biblia encontramos incontables ejemplos de personas fervientes por la oración. Incluso Jesús, el hijo de Dios, oraba constantemente, por lo que sé que yo debo de orar también y sospecho que no soy la única. Muchos cristianos tienen dificultades para saber cómo orar.